¡Hola, maker! Si estás en el mundo de la impresión 3D, seguro que te ha pasado. Diseñas el jarrón perfecto, la maceta ideal o un recipiente a medida. Le dedicas horas de impresión, la pieza sale preciosa, la admiras y, lleno de orgullo, le echas agua para probarla. Y entonces… el desastre. Pequeñas gotas empiezan a sudar por las paredes hasta que acaba goteando como un colador.
Es una de las mayores frustraciones, te lo digo por experiencia. Pero que no cunda el pánico. Conseguir un objeto 100% hermético no es magia negra, es ciencia. Hoy te voy a destilar los secretos para que tus impresiones 3D no solo sean bonitas, sino también funcionales y capaces de contener líquidos sin dramas. Me he basado en los excelentes consejos del canal Taboretum y he añadido mi propio toque para que lo entiendas a la perfección.
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El objetivo: Cero huecos, cero fugas
Antes de tocar ningún parámetro, tienes que entender el porqué de las fugas. El agua es increíblemente persistente y encontrará el más mínimo poro para escapar. Una impresión 3D estándar está llena de potenciales puntos de fallo:
- Los pequeños espacios entre las líneas de una misma capa.
- Las uniones no perfectas entre una capa y la siguiente.
- La «costura» (el punto donde empieza y termina cada capa), que puede ser un punto débil.
Nuestra misión, por tanto, es fusionar el plástico de la forma más sólida posible, eliminando cualquier micro-agujero. Y para ello, vamos a retocar unos cuantos parámetros clave en nuestro slicer (Cura, PrusaSlicer, el que uses).
Los 6 ajustes clave en tu slicer para el éxito
Estos no son trucos al azar, son ajustes que, combinados, crean una sinergia para sellar tu pieza por completo. Vamos uno por uno.
1. Temperatura de impresión (más alta)
Este es el primer mandamiento. Para que las capas y las líneas se fusionen en un todo sólido, el plástico tiene que estar bien derretido, casi líquido. Mi consejo es que te vayas al extremo superior del rango de temperatura recomendado por el fabricante de tu filamento.
👉 Por ejemplo, si tu PLA recomienda imprimir entre 190°C y 215°C, yo me iría directamente a 210-215°C para este tipo de piezas. Un plástico más caliente fluye mejor y crea uniones mucho más fuertes.
2. Ancho de línea (más ancho)
Este es uno de mis trucos favoritos y es increíblemente eficaz. Configura el ancho de línea para que sea el doble del diámetro de tu boquilla. Si usas la típica boquilla de 0.4 mm, pon un ancho de línea de 0.8 mm.
¿Por qué funciona? Porque al extruir una línea más ancha, el área de contacto con la línea adyacente se duplica. En lugar de tocarse de lado, las líneas se «aplastan» una contra la otra, eliminando los huecos y creando una pared mucho más robusta.
3. Velocidad de impresión (más baja)
Este punto es la consecuencia lógica del anterior. Si le estás pidiendo a tu extrusor que empuje el doble de plástico (ancho de línea de 0.8 mm en vez de 0.4 mm), tienes que darle tiempo para que lo derrita correctamente. La solución es simple: reduce la velocidad a la mitad de lo que usas normalmente.
Si sueles imprimir a 60 mm/s, prueba a bajar a 30 mm/s. La paciencia aquí es tu mejor aliada.
4. Multiplicador de extrusión (flow rate)
Aquí es donde nos aseguramos de que no falte material. El Multiplicador de Extrusión (o Flow Rate) debe estar, como mínimo, al 100% (o 1.0). Para las capas sólidas de la base, que son un punto crítico de fugas, yo incluso recomiendo una ligera sobreextrusión.
👉 Prueba a poner un flujo del 110% o incluso 120% para las capas inferiores. Esto forzará al plástico a rellenar cualquier mínimo espacio entre las líneas de la base.
5. Retracciones (mínimas o desactivadas)
La retracción es ese mecanismo que tira del filamento hacia atrás para evitar hilos (stringing) en los desplazamientos. El problema es que cada retracción puede crear un micro-hueco o un punto débil en la pared, especialmente en la costura (seam). Y el agua lo encontrará.
Para piezas herméticas, mi consejo es limitar al máximo o directamente desactivar la retracción. Sí, puede que te salga algo de stringing, pero es un mal menor que puedes limpiar fácilmente después, a cambio de una pared continua y sin puntos débiles.
6. Altura de capa (baja)
Para una unión vertical perfecta, las capas deben aplastarse bien una sobre la otra. Una altura de capa baja favorece este proceso. Para una boquilla de 0.4 mm, te recomiendo no superar una altura de capa de 0.15 mm. Esto asegura que cada nueva capa tenga suficiente superficie y calor para fundirse perfectamente con la anterior.
Una Alternativa: El «modo jarrón» (vase mode)
Hay una técnica especial llamada Modo Jarrón (o spiral mode) que, por su naturaleza, es ideal para esto. Este modo imprime las paredes del objeto con una sola línea continua en espiral, eliminando por completo la costura (el punto débil del que hablábamos).
La pega es que solo funciona para geometrías simples (un único perímetro por capa) y las paredes son de un solo grosor. Sin embargo, para un jarrón o un vaso, es perfecto.
👉 Si usas el modo jarrón, asegúrate de aplicar los consejos de sobreextrusión (punto 4) en las capas de la base, ya que estas no se imprimen en espiral y siguen siendo un punto crítico.
Mi conclusión: La paciencia es la clave
Como ves, no hay un solo botón mágico. Se trata de una combinación de ajustes que trabajan juntos para un objetivo común: la fusión total del plástico. Estos métodos funcionan de maravilla con materiales como PLA, PETG y ABS.
Mi consejo final es que no te desesperes si a la primera no sale perfecto. Haz una pieza de prueba pequeña (un simple cubo) y ajústala hasta que no gotee. Esto es como todo, prueba y error. Una vez que tengas tu perfil de «impresión hermética» guardado en tu slicer, podrás crear objetos funcionales y a prueba de agua siempre que quieras.
¿Has probado ya estas técnicas? ¿Tienes algún otro truco bajo la manga para conseguir impresiones herméticas? ¡Te leo en los comentarios!